
"Después de visitar el santuario lanzaré al aire una moneda. Si cae "cara" ganaremos, su cae "cruz" moriremos. El destino está en nuestras manos"
Nobunaga ofreció una oración en el santuario y salió fortalecido arrojando una moneda al aire. "Cayó cara" dijo. Sus hombres gritaron de alegría y estaban deseosos de entrar en batalla, aun sabiendo que estaban en desventaja.
Meditaron por un tiempo, se prepararon y lucharon con gran valor y furia. Su esfuerzo y confianza los condujo al triunfo.
Un subalterno le dijo a Nobunaga: "Nadie puede cambiar la mano del destino: la moneda cayó en cara y ganamos como lo anunciasteis, ¿no es asi?"
"De hecho, no fue así" aclaró solemnemente y mostró la moneda que en ambos lados tenía marcada una "cara". Sus soldados rieron como nunca y valoraron la enseñanza.
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